Eres suave brisa que mi pensamiento besa, refugio y apoyo de mi agotamiento en mis horas bajas. Eres la voz que se pronuncia desde el silencio diluyendo incertezas, abriendo portales por los que la luz penetra inundando mi estancia.
Eres el mar en calma que me ofrece su lecho de serena conciencia, paz y amor reflejados en el espejo del alma. Eres oasis al que acudo cuando la sed de respuestas se hace acuciante, eres el abrigo perfecto que del frío me protege cuando las dudas me embargan.
Eres delicada fragancia que se filtra en mi ser y purifica mi morada. Eres el tesoro oculto que en mi interior se guarda, santuario de amor en el que habita mi alma, eres la parte interna, construcción perfecta por donde se accede a la cámara sagrada. Eres en mí lo más absoluto y verdadero, el amor infinito que me habita, el ser perfecto al que accedo en silencio en busca de calma.
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