MÁGICO LUGAR

Mágico lugar,

 donde se gestan los sueños y la realidad se esculpe sin orden ni concierto,

 como nacimiento de un río que de su fuente alegre brota

 y hacia el mar se dirige a depositar su riqueza.

 Donde la mañana despunta y de su sueño se despereza

 regalando sonrisas que el viento siembra en el corazón de la tierra.

 Donde el mar el alma acaricia

y el cielo construye espectaculares obras de arquitectura.

Donde todo se permite sin razones ni enjuiciamientos,

 donde todo es posible que acontezca. 

Allí, en el lugar sagrado de la magia del ensueño,

 en el mundo de fantasía

 donde con hilo dorado se borda la realidad que se anhela.

Donde los sueños nacen cicatrizando heridas,

 done el silencio habla,

donde no existen cadenas, 

donde se vuela sin alas 

y en libertad se vive elaborando quimeras. 

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VOLVER A SOÑAR

Desperté del sueño con la urgencia de saber de ti,

 desperté empapada en sudor al escuchar tu voz rompiendo el hilo de mi silencio.

  Mi corazón se aceleró y su ritmo marcó con desenfreno.

Con el brusco despertar ondas magnéticas se expandieron

 creando interferencias entre el mensaje de amor que tu esencia me enviaba

 y la templada huella que aún yacía en mi lecho.

Corrí sin pensar detrás de ti creyendo que aún tu sonido alcanzaría,

se disipó el eco en el latir de mi corazón

 mientras tu aliento en mi boca vivo se mantenía.

Quise con rabia volver al lugar de mi fantasía,

volver a soñar,

volver a vivir,

volver a escuchar tu voz

y despertar con el sabor de tu aliento junto a mi boca,

beber del dulce elixir que mantiene la esperanza abierta,

absorber tu ser con mi propìo ser

saciando mis deseos de realidad despierta.

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EN SUAVE ALETEO

 En suave aleteo de blancas alas almidonadas despegó el vuelo una mañana,

se recostó en acolchados algodones que encontró a su paso,

 rompiendo el silencio del espacio dibujó piruetas en el firmamento,

 haces de luz brillaron y se propagaron por el Universo.

Trasmutó el ser al cruzar las barreras de su tiempo,

 paraíso sagrado descubrió en su viaje.

 Vuelo que realizó sin prisas y sin paradas en ningún tiempo,

se introdujo en las entrañas del viento

 y cabalgó a grupas de Pegaso por todo el Universo.

En suave aleteo bate el alma sus alas 

y alcanza la unidad que su esencia reclama.

 Ascenso hacia su destino salvando obstáculos en el aire, 

se roció de perfumada luz etérea,

 navega por los confines junto a miles y millones de luminosas partículas 

difundiendo su luz  junto a las estrellas .

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OLOR A MAR

Tu olor,

 olor a mar, 

tu inconfundible fragancia a brisa amada.

 Llega hasta mi tu recuerdo que constantemente busco,

 me visualizo junto a ti, abrazada a tu azul, 

fundida en ti para encontrar la calma anhelada.

 Tumbada en tu orilla me recreo con tu aroma y lo hago mío, 

sentada en tu falda me columpio al compás de tus olas, 

me sumerjo en ti y mi alma se aquieta.

 Mi mar amado,

 disfrute de mis días, 

de mis momentos de paz en tus aguas. 

¡Cuánto añoro tu contacto!

 Si lo supieras, 

sueño que contigo estoy,

 que en tu espuma me duermo, 

que en tu murmullo me arrullo

 y adormecida en tu  inmensidad amanezco. 

Fotografía de Marina Collado Prieto

VESTIDA DE GALA

Como en una noche estrellada de verano,

 con las más hermosas luces se vistió mi alma 

y salió al encuentro de la más bella estrella que en el firmamento brillara.

 Vestida de gala

 se paseó por la pasarela galáctica en un desfile de cometas.

 Emocionada por el mágico espectáculo que el universo le ofrendaba

 brotaron encendidas lágrimas que descendieron sobre los planetas como polvo

 de estrellas.

Luz y brillo de un universo de ensueño,

 mágica visión que el alma agradecida contempla. 

Regresa al cuerpo de su viaje satisfecha 

y se cobija junto a su dueña bajo un manto de lunas y estrellas. 

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EN OTOÑO

Me pidió que le dejara entrar y sin pensarlo ni un segundo le di acceso a la entrada de mi refugio, mi residencia habitual en los momentos en que buscaba huir del ruido externo, del ensordecedor ruido con que algunas veces creía que me iban a reventar los tímpanos.

 En aquel momento no lo pensé ni se me ocurrió pedirle que me mostrara su identificación, confié en mi intuición y sin más explicación no dudé en abrir para Él mis puertas. Emanaba de su ser una agradable mezcla de sensaciones reconfortantes y placenteras. Emociones que irradiaban paz y serenidad, mezcla de pasión y ternura, de confianza absoluta por extraño que parecer pudiera. 

Quizá fue su rostro, su mirada, lo que en ella vi reflejada al abrirle la puerta y mirarle a los ojos fijamente... no pudo evitar mi cuerpo que recorriera en él una descarga de corriente eléctrica erizándose hasta la última célula de mi piel sin saber exactamente a qué se debía tan convulso estremecimiento. Su mirada, poderoso influjo sobre mi ser poseía...Su mirada...mi alma quedó embrujada por el mensaje de Amor que su mirada contenía. El negro profundo de sus ojos, el tibio calor que éstos desprendían, invitación a bucear en su interior y en su cálida noche perder la cordura. 

No supe por qué extraña razón las puertas de mi santuario le abrí confiada cuando a nadie  permitía que invadiera mi morada, cuando a nadie permitía que perturbara mi silencio sin antes haber sido previamente invitado.

No quise divagar pero en un instante, de forma inconsciente, la mente se revolucionó y pensamientos miles se desencadenaron en una breve fracción de segundo.

Pasó por mi puerta sin pretensión de permanencia, me dijo con voz envolvente, pasó por indicación de su corazón que como brújula le orientaba. No fue casualidad porque en ella no creía, escuchó el latir de mi solitario corazón desde la estación de soledad en la que el suyo se hallaba y con fuerza imantada siguió la huella que en el viento dejaba mi latido. 

 Se detuvo ante mi puerta y le franqueé sin titubear la entrada, necesitaba reposar unos instantes de su largo viaje y sin más preguntar se adentró en mi santuario del que desde entonces pasó a formar parte.

 Desde aquella anochecida tarde mi vida cambió de color, no hubo más inviernos fríos ni otoños desvelados. En primaveras permanentes las estaciones de mi vida se tornaron. Jamás le pregunté de dónde provenía, jamás tuve la necesidad de despejar interrogantes de ningún tipo. El Amor llamó a mi puerta una tarde otoñada cuando el frío invierno se acercaba y creí que ya de largo pasaría.

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ASFALTO

Hierve la ciudad con su trepidante sonido a tráfico continuado.

 Hierve el terreno con vapores alquitranados.

 Perfumes contaminantes transforman el aire

 en partículas suspendidas que lo hacen irrespirable.

 Hierve la atmósfera, 

hierve el cielo confundido con el infierno.

  Hoguera en llamas de distintos fuegos viven sus pobladores asfixiados.

 Fuego de asfalto, fuego a tórrido verano, 

combustión permanente se filtra por puertas y ventanas,

 en prisiones se convierten las edificaciones.

 A cal y canto hay que mantener cerradas las fortalezas,  

búnkers en los que mantenerse aislados,

 burbujas protegidas

 en las que no penetre el fuego que desprende el asfalto.

 Infierno en la mañana con ensordecedor ruido,

 infierno en las tardes

  intercaladas de infierno y veranos de fuego.

 La ciudad se convierte en un lugar inhóspito, 

rezuma a caótico estallido.

 Nervios a flor de piel, 

estados de ánimo que se disparan, 

estrés generalizado pone en alerta el sistema,

explosión de histeria en cualquier momento del día.

Intransitable, irrespirable, 

la ciudad ya no es lugar habitable para los seres vivos,

el asfalto y la combustión se impone en las poblaciones

expandiendo sus dominios,

 destruyendo sus pulmones naturales, 

cercando a sus pobladores

 que  equivocaron el lugar en el que establecieron su destino.

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MIRADAS

Se vistió de estrellas la mirada amante

 perfumando la  noche de luminosas fragancias.

Se vistió de puro fuego propagando en mi corazón su flama. 

Se vistió de planetas imaginarios

  navegando por mi cosmos en forma de insinuaciones veladas.

 Se vistió de amor para que en su cristalino mi imagen contemplara

 y en el mismo amor que su mirada irradiaba viera el mío en su espejo

 reflejado. 

Vestida tu mirada con las mejores galas para mí reservadas

 no pude reprimir el deseo de hacerla mía,

 adentrarme en tu anochecido cielo

 y tapizar tu mundo de anhelos realizados.

 Se vistió de ensueño la sonrisa que mi piel erizara,

 surcó mi corazón tu universo 

y se extasió con los luceros que al alba me entregaras.

 Se inundó mi alma de amor perpetuo al alcanzar tu cielo,

al acariciar tu alma.

 Se expandió mi ser en tu noche

 y en una única noche danzaron por el mismo universo.

Se vistió mi noche de bellas lunas en el enigma de tu mirada 

me introduje en el vórtice de tus destellos,

conquistó mi noche tu cumbre y se perdió en la angostura de tu forma.

Miradas inflamadas fundiendo hielos, 

miradas apasionadas propagando incendios, 

miradas enlazadas unificando sus deseos.

Miradas coincidiendo en sus noches estrelladas

desnudándose una a otra de silencios,

 amándose entregando el alma sin noción del espacio ni del tiempo.

  Miradas amantes, amor en la mirada, 

más allá del sonido,

 amor en las miradas trascendiendo las palabras.

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SE DIO PERMISO

Se dio permiso para ser todos sus soy interiores. 

Se dio permiso para entregarse al amor

 y vivir sin juicios ni condiciones.

 Se dio permiso para de nuevo soñar y catapultar desolaciones

Se dio permiso y cambió oscuros grises por días de múltiples tonos.

 Se dio permiso y las alas desplegó en pos de la ilusión perdida,

  nuevo brillo inundó su corazón con arco iris de esperanza renovada.

 Se dio permiso para ser sin más,

 sin tener que que cambiar ninguno de sus soy

 solo por satisfacer a quienes la rodeaban. 

 Se permitió ser en todas sus múltiples formas, 

todos sus soy que en el mismo espacio habitaban.

 Se dio permiso y navegó por las aguas que le apetecían, 

 con la luz del universo danzó y en un bucle de amor quedó prendida.

    Escribió poemas en las nubes con tinta de plata y luna

 con adornos de polvo de estrellas y mágicos matices.

 Se concedió permiso para amar

y saciar el hambre y la sed de amor que su alma contenía. 

Se liberó de corazas constrictoras que su ser oprimían,

 Sedujo con su voz los más temibles demonios.

 Amansó las fieras salvajes

 que noctámbulas por oscuros callejones la persiguieron.

Se dio permiso para respirar

 y se contagió de vida con su propio aliento.

Enajenada quedó su alma

 por las bellas sensaciones que de su corazón fluían.

 Se dio permiso para ser en sí lo que su ser le demandaba, 

sin importarle que vinieran del exterior

 severos jueces de inquisidores veredictos. 

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