En el preciso instante en el que la mariposa despliega sus alas iniciando el vuelo se escucha el sonido a libertad que el aire entona al alzarse en jubiloso revoloteo por jardines valles y praderas. Alas abiertas a la vida, libres se alzan hacia la plenitud de la experiencia en su efímera existencia.
Vuela feliz con su vida a cuestas sin importar cuán larga o corta será su permanencia, vuela sin pensar si corto o largo será su paso en cada primavera. En su metamórfica forma se completa todo el proceso realizado hasta verse convertida en una hermosa mariposa dispuesta a inhalar el néctar que a su paso siempre encuentra. Se proclama dichosa de desprenderse del capullo en que se mantuvo envuelta, preparada para dar comienzo al ciclo de vida programado para ella.
Atrás dejó lo que fue, oruga y crisálida, ser metamórfico transformada en una bella mariposa. Liberada de sus capas inicia el fugaz camino hacia la cima de su montaña en pos de realizar su cometido y volar sorteando depredadores, saciando su hambre de vida, de moverse por los prados rodeada de primavera eterna.
Vuela mariposa, vuela y posa tus alas allá donde la flor más hermosa por ti espera, liba con avidez el néctar que sacia de vida tu corta existencia, vuela libre mientras tus alas abiertas permanezcan.
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