domingo, 9 de mayo de 2021

 TUROFOBIA: Miedo al queso

Las personas que sufren turofobia no pueden ver ni oler un simple trozo de queso. Ya sea de mozarella, cheddar o roquefort, el queso les produce una sensación de malestar intenso. Esto es debido a una experiencia traumática sufrida con anterioridad, usualmente en la infancia.


 

 







No podía soportarlo por más tiempo, algo debía hacer para terminar con la angustia que lo consumía día a día. No soportaba ya entrar en la quesería, sólo de pensar que era la hora de empezar la jornada rodeado de masas y bolas de queso y la pestilencia que le acompañaba durante todo el día se ponía a temblar y a sudar como si estuviera en una sauna. 

Aquel olor, maldito olor a queso, lo asfixiaba y lo peor era que se había obsesionado de tal forma que no había manera de quitárselo del pensamiento, incluso éste deprendía el mismo olor a queso. Se le había introducido en la nariz y en el pensamiento y no olía ni pensaba en otra cosa que no fuera queso. Su ritmo cardíaco se aceleraba entrando pánico.

Tenía pesadillas todas las noches en las veía con toda claridad cómo una enorme masa de apestoso queso de Cabrales cobraba vida propia, lo perseguía y se apoderaba de su cuerpo engulléndolo mientras no dejaba de burlarse de la expresión de terror que reflejaba su rostro. Despertaba envuelto en sudor y corría al baño a mirarse en el espejo para cerciorase de que todavía era persona y lo vivido había sido otra escalofriante pesadilla. Ese era su día a día, una continua pesadilla.

Aquella mañana sonó el despertador y encima de la cama había una gran masa de queso de Cabrales con una nota adjunta que decía:


SI NO PUEDES CON EL ENEMIGO, FÚNDETE CON ÉL