A veces nos sumergimos en un mundo de inmensa oscuridad del que puede resultar complicado salir, un mundo que inconscientemente hemos ido creando con nuestra forma de pensar, con el tipo de pensamientos que alimentamos y con la actitud que adoptamos ante la vida. No hay nada más pernicioso para nosotros mismos y para quienes nos rodean que vivir en estado de perpetua negatividad.
Podemos pasar años dentro de las fauces de la bestia en la que nos hallamos inmersos, podemos pasarnos la vida entera sin darnos cuenta del desperdicio de tiempo y sufrimiento vano e inútil por el que nos vemos envueltos en estados que, si bien no tienen por qué ser de depresión si son de oscuridad absoluta y, es precisamente esa forma de contemplar las cosas lo que nos lleva a no ver que nadie más que nosotros mismos, nuestros pensamientos, nuestra actitud ante las situaciones difíciles o complicadas son los verdaderos artífices de la oscuridad que nos envuelve.
Todo es difícil o fácil, complicado o sencillo dependiendo de nuestra manera de enfocar las vivencias, podemos maximizar un problema o podemos minimizarlo y el problema seguirá siendo el que es, el tamaño lo ponemos de nuestra cosecha. De nosotros depende, podemos pasarnos la vida lamentándonos y convertirnos en una continua queja o podemos darle la vuelta y ver el otro lado de la moneda, o sea, aceptar la situación por la que pasamos e intentar extraer el lado positivo. Sé que es complicado porque cuando se está en medio de ese torbellino difícilmente vemos lo positivo que pueda haber.
En ese estado de oscuridad no apreciamos como debemos la vida, nada nos complace y a todo le ponemos peros, tanto si llueve como si hace un día espléndido de sol radiante, en cada palabra encontramos una crítica destructiva. Tendemos a quejarnos por lo que carecemos sin pensar en todo lo que poseemos y más cuando se tienen las necesidades básicas cubiertas, nada es suficiente y todo es motivo de insatisfacción. Realmente, no nos percatamos de lo infelices que somos viviendo, pensando y actuando de ese modo.
Mantener una actitud de agradecimiento es de lo más beneficioso para la salud, tanto física como psíquica, espiritual y del alma. Dar gracias, sonreír desde el corazón, mostrar una actitud de agradecimiento por cada detalle, por insignificante que pueda parecer es un acto de amor hacia nosotros mismos y hacia lo que nos rodea. En nuestras manos está poder elegir qué hacer con nuestras vidas, con nuestro día a día, o bien, empezar el día pensando en todo lo que nos resulta pesado y monótono o empezarlo dando gracias por la gran suerte de poder realizar todo lo que el día nos traiga por delante. En definitiva es dar gracia por estar vivos, dar gracias por el gran regalo que supone vivir en vez de lamentarnos por tener que parar el despertador con rabia y avanzar el día desde la queja, el lamento por lo que nos haya tocado vivir.
Aceptar la vida tal como es, con sus dificultades y sus momentos de felicidad, afrontar los problemas desde la perspectiva de que nada permanece eternamente y que si lo hacemos desde una actitud negativa, el problema no desaparecerá sino más bien al contrario, se puede agudizar porque nuestra visión es oscura y la decisión que tomemos puede no ser la más acertada, como consecuencia culparemos al mundo de nuestras desgracias y viviremos en perpetuo enfado con él, sin saber ver que no es el mundo el culpable de nada sino que el mal está en nuestros pensamientos y en el modo y el color que le ponemos a lo que nos acontece. Cuando la visión es tan oscura, nada se ve con la tonalidad que realmente tiene y ante cualquier comentario, palabra, consejo, no se ve más allá que una contrariedad o un complot contra nuestra persona, pensando que estamos en posesión de la verdad absoluta y todo lo demás son críticas irracionales. El enfado se manifiesta continuamente y vamos con la munición pesada bajo el brazo dispuestos a lanzarla a la menor señal de amenaza.
Aunque no es fácil cambiar el chip se puede conseguir, a veces solo hace falta prestar atención al comportamiento ajeno semejante para ver nuestro reflejo y eso puede ser un detonante para reflexionar sobre el propio...
La vida es bella y el mayor y más bello regalo del que el Universo nos provee cada día en el que nos concede la oportunidad de seguir disfrutando de ese maravilloso presente que es vivir. La vida no es un camino de rosas pero tampoco todo son espinas.
Cuando se llega a cierta edad las cosas se ven desde otra óptica que cuando se es joven, la observación, la experiencia y el bagaje adquiridos son factores de gran influencia aunque cada persona encuentra su momento para la reflexión siguiendo su propio proceso de evolución sin importar la edad.
Podemos pasar años dentro de las fauces de la bestia en la que nos hallamos inmersos, podemos pasarnos la vida entera sin darnos cuenta del desperdicio de tiempo y sufrimiento vano e inútil por el que nos vemos envueltos en estados que, si bien no tienen por qué ser de depresión si son de oscuridad absoluta y, es precisamente esa forma de contemplar las cosas lo que nos lleva a no ver que nadie más que nosotros mismos, nuestros pensamientos, nuestra actitud ante las situaciones difíciles o complicadas son los verdaderos artífices de la oscuridad que nos envuelve.
Todo es difícil o fácil, complicado o sencillo dependiendo de nuestra manera de enfocar las vivencias, podemos maximizar un problema o podemos minimizarlo y el problema seguirá siendo el que es, el tamaño lo ponemos de nuestra cosecha. De nosotros depende, podemos pasarnos la vida lamentándonos y convertirnos en una continua queja o podemos darle la vuelta y ver el otro lado de la moneda, o sea, aceptar la situación por la que pasamos e intentar extraer el lado positivo. Sé que es complicado porque cuando se está en medio de ese torbellino difícilmente vemos lo positivo que pueda haber.
En ese estado de oscuridad no apreciamos como debemos la vida, nada nos complace y a todo le ponemos peros, tanto si llueve como si hace un día espléndido de sol radiante, en cada palabra encontramos una crítica destructiva. Tendemos a quejarnos por lo que carecemos sin pensar en todo lo que poseemos y más cuando se tienen las necesidades básicas cubiertas, nada es suficiente y todo es motivo de insatisfacción. Realmente, no nos percatamos de lo infelices que somos viviendo, pensando y actuando de ese modo.
Mantener una actitud de agradecimiento es de lo más beneficioso para la salud, tanto física como psíquica, espiritual y del alma. Dar gracias, sonreír desde el corazón, mostrar una actitud de agradecimiento por cada detalle, por insignificante que pueda parecer es un acto de amor hacia nosotros mismos y hacia lo que nos rodea. En nuestras manos está poder elegir qué hacer con nuestras vidas, con nuestro día a día, o bien, empezar el día pensando en todo lo que nos resulta pesado y monótono o empezarlo dando gracias por la gran suerte de poder realizar todo lo que el día nos traiga por delante. En definitiva es dar gracia por estar vivos, dar gracias por el gran regalo que supone vivir en vez de lamentarnos por tener que parar el despertador con rabia y avanzar el día desde la queja, el lamento por lo que nos haya tocado vivir.
Aceptar la vida tal como es, con sus dificultades y sus momentos de felicidad, afrontar los problemas desde la perspectiva de que nada permanece eternamente y que si lo hacemos desde una actitud negativa, el problema no desaparecerá sino más bien al contrario, se puede agudizar porque nuestra visión es oscura y la decisión que tomemos puede no ser la más acertada, como consecuencia culparemos al mundo de nuestras desgracias y viviremos en perpetuo enfado con él, sin saber ver que no es el mundo el culpable de nada sino que el mal está en nuestros pensamientos y en el modo y el color que le ponemos a lo que nos acontece. Cuando la visión es tan oscura, nada se ve con la tonalidad que realmente tiene y ante cualquier comentario, palabra, consejo, no se ve más allá que una contrariedad o un complot contra nuestra persona, pensando que estamos en posesión de la verdad absoluta y todo lo demás son críticas irracionales. El enfado se manifiesta continuamente y vamos con la munición pesada bajo el brazo dispuestos a lanzarla a la menor señal de amenaza.
Aunque no es fácil cambiar el chip se puede conseguir, a veces solo hace falta prestar atención al comportamiento ajeno semejante para ver nuestro reflejo y eso puede ser un detonante para reflexionar sobre el propio...
La vida es bella y el mayor y más bello regalo del que el Universo nos provee cada día en el que nos concede la oportunidad de seguir disfrutando de ese maravilloso presente que es vivir. La vida no es un camino de rosas pero tampoco todo son espinas.
Cuando se llega a cierta edad las cosas se ven desde otra óptica que cuando se es joven, la observación, la experiencia y el bagaje adquiridos son factores de gran influencia aunque cada persona encuentra su momento para la reflexión siguiendo su propio proceso de evolución sin importar la edad.
Imagen de la red
Con los años vamos adquiriendo cierta capacidad para mirar desde otro prisma y sentir con menos agresividad las emociones.
ResponderEliminarMuy buena reflexión, mi querida Marina.
Mil besitos para tu noche ♥
La verdad es que sí mi querida Aurora, los años nos dan esa mirada más sosegada con la que contemplamos las cosas desde otro prisma.
EliminarMuchas gracias mi niña.
Besos y abrazos todos con todo mi cariño para este nuevo comienzo de semana!!!
Dependiendo del despertar así será nuestro dia. Hay que tener en los momentos negativos una visión más lúcida y con tranquilidad y observación crear un dia positivo. La oscuridad estará siempre al acecho, pero la luz también.
ResponderEliminarQue bien describiste, Marina, esos días, momentos nublados por los que solemos pasar y en lo que no nos falta algo o alguien para hecharle la culpa incluso a la vida...
Una estupenda reflexión, mi querida amiga, en la que también dejas claro que la edad a medida que avanzamos tiene un grado elevado de evolución para entender las situaciones que el Universo nos envía para seguir creciendo.
Me ha encantado.
Gracias, preciosa.
Un gran abrazo acompañado de besos. 😘
Mi querida Mila, creo que es a partir de la experiencia ya vivida cuando podemos ver las otras de otra forma y avanzar en dirección del crecimiento. Tienes mucha razón, Mila, la oscuridad siempre está al acecho pero no debemos olvidar que la luz también. Aún en días nublados el sol siempre está ahí, solo se requiere agudizar la mirada interna para percibir su luz.
EliminarMe alegra que te haya gustado, Mila, agradezco infinito tus palabras de aliento.
Que tengas una muy bonita tarde.
Besos y abrazos todos y más, guapísima.
Es complicado aceptar para algunos, el paso del tiempo, quedándose estancados sin querer renovarse en el presente, es cierto, y además hay mucha gente así, según me cuenta una amiga psicóloga.
ResponderEliminarSe quedan en la zona de confort y no aceptan el paso del tiempo.
Debemos aceptar la edad, y vivir el presente acomodandonos el el lugar que guste, pero en el presente,es el único tesoro que podemos disfrutar día a día, transformándonos en cada estación de nuestra vida.Me ha gustado mucho este tema y como lo has escrito
Un tema largo que da para hablar mucho.
Un abrazo querida Marina,
Feliz lunes.
Hola Carmen, como bien dices es un tema que da mucho de sí, mucho para debatir. Me alegra que te haya gustado querida amiga.
EliminarMuchas gracias por tus palabras y tu compañía.
Que tengas una muy bonita tarde. Besos y abrazos todos, corazón bello.
Marina que buena sintesis de introspección para voltear el disco del sufrimiento y sonreirle a la vida.
ResponderEliminarSin importar lo que cada día traerá, es mejor si lo esperamos de buenas ganas, y no nos dejamos desmoronar, en definitiva, todo aquello que nos sucede lleva nuestra firma impresa, le dimos autorización, lo atraemos con nuestra forma de pensar y actuar.
Sumergise en uno mismo es la mejor forma de salir a flote, mas lúcidos y felices, o al menos más conscientes de nuestra responsabilidad en todo aquello que vivimos.
Los años ayudan a soltar y madurar, pero tambien los sufrimientos vanos nos hacen despertar y equilibrar la balanza.
Me ha gustado mucho. Abrazos y buen viaje al centro de tu Ser.
Hola Harolina, estoy totalmente de acuerdo con lo que dices, lo que nos sucede lleva impresa nuestra firma y con nuestra forma de pensar lo atraemos.
EliminarAdentrarnos en nuestro interior es como bien dices es lo mejor para conocernos mejor y ver aquello que no somos capaces de ver con la mirada física.
Me alegra saber que coincidimos en esta forma de ver y pensar. Muchas gracias por tu valiosa aportación.
Te dejo un cálido abrazo para tu bello Ser.
Bonita, y acertada, reflexión la que haces.
ResponderEliminarEs verdad que la actitud ante los problemas influye mucho a la hora de que estos se resuelvan o simplemente afrontar la adversidad.
Yo me muevo en el mundo de la sanidad y un tratamiento puede ser más efectivo dependiendo de la actitud positiva del enfermo. Aunque es muy difícil afrontar ciertos malos tragos que la vida nos da, es cierto que muchas veces nos quejamos por tonterías.
Mi posición ante la adversidad, siempre que la ocasión lo permita, es tomármelo con humor. Intento reírme de mí misma y cuando bromeo sobre algo que me ha salido mal parece que le quito dramatismo y me ayuda a darme cuenta de que muy pocas cosas son tan graves como nos creemos.
Un abrazo muy fuerte, Marina.
Hola Paloma, tienes toda la razón querida amiga, a veces hay situaciones muy duras y difíciles de digerir y mantener una actitud óptima cuesta, lo importante es que en algún momento pueda conseguirse. Coincido contigo en cuanto a bromear o reírse de una misma, la risa es de las mejores terapias contra todo. La verdad es que es bueno darse cuenta de que la vida es más sencilla de lo que nosotros mismos la hacemos.
EliminarMuchas gracias por tu gran aportación, me alegra que esta reflexión haya sido de tu agrado.
Besos y abrazos todos, querida amiga.